EN LOS ACANTILADOS DE MIYAQUEJIMA
Por Freddy Ortiz Nishihara
Hoy la Isla de Miyaquejima no existe mas, pues en un día de Julio del año 2003 fue sepultada por el volcán local , que destruyó todo lo que la mano del hombre había edificado y pensar que hace diez o mas años atrás un grupo de trabajadores laboramos construyendo muelles y mejorando la infraestructura turística de esta Isla a 10 horas en Ferry de Tokio y 2 horas en Japan Airlines, nuestra huellas y padecimientos quedaron sepultados para siempre, reapareciendo solo en mi memoria de aquel poblado acompañado de esa música enka tan sentimental en las noches tropicales, acompañados por la preciosas bar tender filipinas o coreanas. El presente relato trata sobre esa Historia del trabajo , protagonizada por modernos héroes laborales de ancestro japonés o no ( los que falsificaron su Identidad)
Hayaku….hayaku ¡” ( ¡rápido , rápido ¡) sonó ruda y marcial la voz del veterano jefe de nuestro grupo de trabajo, quien siempre se ufanaba de haber causado muchas bajas a los americanos en la isla de Saipán, disparándoles desde un árbol y haber huido a sus dieciséis años en un bote de madera hasta el Japón , para no rendirse, ni cometer harakiri. Esta misión ya había sido discutida en el campamento y el ingeniero dijo que teníamos cinco días para armar el nuevo muelle, sucediese lo que sucediese, no había opción, el contratista vendría de Tokio en diez días para inspeccionar
Todos respondimos afirmativamente en japonés, mientras el tifón soplaba y procurábamos mantenernos bien pegados a la larga cadena de acero para no volar despedidos por el viento monstruoso de la tormenta tropical hacía el Océano, donde nos esperaban los tiburones o los árboles. Sentí por primera vez la sensación que deben tener los perros en el verano. Agua por debajo de los impermeables o piel artificial en ese momento, por que sudábamos como caños abiertos y sobre nuestros cobertores de plástico el agua caía con una fuerza terrible
“camarada… nos jodimos estamos en el infierno, dile al ponja que paremos un rato” se quejó amargamente con su rostro desencajado de japonés quebrado del mercado central Jose Inamine. Le di una palmada y sonreí, sin imaginarme que nos acercábamos a una de las filiales del infierno y le dije en una palabra que mezclaba el japonés con el español “Gambatea ….ya llegamos” ( del japonés “gambate” o ánimo)……
El “colocho” , la única persona que tiene hasta ahora la nacionalidad peruana , “camarada… nos jodimos estamos en el infierno, dile al ponja que paremos un rato” se quejó amargamente con su rostro desencajado de japonés quebrado del mercado central Jose Inamine. Le di una palmada y sonreí, sin imaginarme que nos acercábamos a una de las filiales del infierno y le dije en una palabra que mezclaba el japonés con el español “Gambatea ….ya llegamos” ( del japonés “gambate” o ánimo)……
El “colocho” , la única persona que tiene hasta ahora la nacionalidad peruana, solo por un pasaporte falso con el alias de Carlos Miyazawa , “nacido en el Puerto del Callao” , solo atinó a sonreír y decir con un poco de calma en aquel dejo extraño para nosotros y aquella expresión de hermano evangélico.
“ Ya llegamos….ya vieran Uds. En Colombia , avanzábamos igual ,pero los guerrilleros estaban aguardándonos en los matorrales, aquí no…aquí no…calma”
mientras el viento soplaba mas y Goto se había soltado de todos , quizás distraído por su agotamiento y era arrastrado hacía los acantilados por el “taifu” (tifón en japonés) , debiendo correr todos desesperadamente para traerlo otra vez a la cadena…. De todos modos ya caía cuesta abajo por la pendiente, cuando decidí saltar y asido a la mano del jefe traerlo con un esfuerzo sobrehumano hasta el sendero, sentí que mi brazo era arrancado por el peso de su cuerpo, pero creo que cuando veo a alguien en peligro o enfrentándose a alguien mas fuerte, pierdo la razón por ayudarlo, dejando de lado el instinto de supervivencia y despreocupándome por las consecuencias.
“¡Carajo se cae el cerro!….traduce al viejo “ gritó desesperado “chacalón”, mientras se venia una capa de lodo, piedras y todo lo que se podía arrastrar
Parece que el viejo entendió el gesto aterrorizado e inmediatamente me dijo “¡shitsukani! Suiyaku shite Nishihara , asoconi ikimasho, ansenna desu” ( ¡calma! tradúceles Nishihara nos iremos para allá es seguro) y efectivamente había otro cerro mas alto justo detrás de nosotros ….. Hice la traducción gritando a todo pulmón , porque con el viento no me escuchaban nada……. Goto sangraba copiosamente por la nariz y gritaba de dolor no se porqué……. Corrí hacía el en medio de la niebla creada por el polvo, el viento y las olas marinas. Una cadena de las que llevábamos le había alcanzado y le había impactado en el rostro dañándole las fosas nasales.
“ !Suguni San Goto wa dame desu… kusuri iru!” ( rápido señor Goto necesita medicina) le grité desesperado al jefe de la cuadrilla, mientras, el viento nos arrastraba y veía que algunos árboles eran movidos bruscamente del suelo y nosotros nos aferrábamos a las cadenas y todo aquellos que nos mantuviera pegados al suelo.
“ ¡Gambate conerro… kowacunaide…core suguni o warimasu!” ( ¡ánimo carajo no tengan miedo esto terminará pronto!) bramó nuestro líder en medio de aquel ataque de la naturaleza a nuestro alrededor y con una mirada que transmitía el don de mando nos hizo entrar a una pequeña caverna donde llegamos arrastrándonos. Allí acostamos a Goto en una esquina y le dimos un coagulante que cargábamos en el maletín de emergencias, luego como le dolía la nariz, le dije al jefe que podría tener una fractura. El viejo reaccionó con un poco de frustración y rabia quejándose contra los latinos por su falta de valor, pero luego comprendió.
Entonces dijo “ ¡El resto de la cuadrilla a los acantilados!” avanzamos un poco traumatizados, pero poco a poco vimos que el sol había vuelto a salir y la normalidad se respiraba en la isla.
“ Goto no te preocupes, ahorita le sacamos la mierda a este viejo hijo de puta y volvemos” – gritó Chamán del norte mientras salía del hueco. Luego Inamine le dio una palmada y finalmente yo le dije que le dejábamos algo de Ocha ( té amargo) y galletas marinas. El nos contestó solo sujetando nuestros brazos y mirándonos como diciendo “vuelvan pronto, por favor”, porque supongo que no podía hablar.
“ ¡Mimna san ima daiyobu desu, tenki ga ii…umi de shigoto shimaho!” ( ¡Todo el mundo ahora esta bien el clima , vamos a trabajar al mar!) Traduje para el viejo y todos marchamos hacía el antiguo muelle, volviendo a cargar nuestros pesados equipos mas el de Goto, que hoy día descansaría en aquella cueva hasta que lo recogiéramos a la vuelta.
“Esto no se hace en ninguna parte….es un abuso, puede ser peligroso, viejo hijo de puta”- argumentó en voz baja Inamine, el viejo entonces volteando el rostro me pregunto “¿nani o ikta cono hito?” ( ¿que dijo esta persona?)
“Bueno señor el dice que está bien, pero hay que tener cuidado, no vaya a volver el tifón que Ud. nos ha guiado como un buen líder”- le traduje, entonces el viejo le guiño un ojo a Inamine y este me observo extrañado, rasgando mas sus ojos.
“ Carajo, lo salvaste a mi compadre Ina….Nishihara” me dijo Chacalón, mientras pisábamos la tierra húmeda que había dejado el mar al ser impulsado por el tifón. El mismo viejo se hundió hasta la cintura en una especie de pantano que a simple vista parecía tierra firme, pero irguiéndose trató de hacer una broma con su rostro de buldog sonriente y dijo “ Ofuro….ofuro desu….kimochi” ( es baño de agua caliente, que agradable) mientras nos animaba a sonreír y mirar antes de pisar el suelo, para no hundirnos como el.
Finalmente, luego de media hora de caminata, llegamos frente a la gigantesca estructura del tamaño de un edificio de seis pisos, que cual molde debía ser colocado en el océano, para empezar la labor……. Consistía en un cuadrado metálico vacío sin más contenido que las planchas de diez centímetros estrechas que la cruzaban de lado a lado, cual puentes en el vacío y las rampas para trepar con garfios a los que podías quedar empalado, si te descuidabas.
De pronto se escuchó un potente motor, atinamos a mirar en todas las direcciones, pero no veíamos nada hasta que apareció la gigantesca máquina del tamaño de cuatro pisos del edificio. Era la más grande que he visto durante toda mi vida
“¡Mimna san ueni hayaku!! ( ¡todos arriba de la caseta!) y yo se los traduje, como vino la orden.
“ Está cojudo el viejo ….yo no subo ahí ni cagando.…” intentó resistirse chacalón, mientras los demás veíamos la forma de trepar como el hombre araña, por los recodos sin siquiera sujetadores en este gigantesco cascarón metálico que sería nuestra plataforma de trabajo sobre el océano durante quince o mas horas. A las justas y rasgándonos la piel con los fierros no pulidos, rasgándonos los uniformes coronamos la superficie, desde donde se veían las personas como miniaturas.
“ ¡Coloquen la polea con cuidado y amarren las cadenas al medio ¡” gritó el viejo, mientras me apresuraba a traducirlo al Español, y el equilibrio se mantenía a duras penas a esa altura sin ninguna cadena de seguridad alrededor de nuestro cuerpos que desde abajo parecerían muñecos balanceándose.
La gigantesca polea que equivalía al tamaño de un Volkswagen se movió bruscamente y por poco nos destroza la cabeza a chacalón y a mi que íbamos a caer al vacío cincuenta o cien metros abajo. El viejo se irguió en medio de una de los filos como un acróbata y llamándonos nos hizo sentir el viento de la altura que nos empujaba para uno y otro lado, pero tomando coraje pudimos amarrar la misma en los cuatro costados de la caseta, luego antes que la gigantesca máquina la tomase levantándola y la llevara hacia el océano, el viejo nos ordenó bajar lo mas rápido posible a un solo ritmo en menos de un minuto, lo que hicimos frente al temor de morir colgados o lanzados al piso. Solo el “colocho” se enredó la basta del pantalón en una punta de metal oxidada que sobresalía
“ ¡ayúdenme por favor…. Onegaishi masu ! ( por favor en Japonés), sin pensarlo dos veces subí y junto con el viejo que había trepado con su rostro de león marino lo dejamos libre de aquella trampa en la que cayó y aunque sangraba pudo bajar, justo cuando la máquina empezaba a hacer balancear el casquete y lo movía bruscamente.
Luego empezamos a correr detrás de la gigantesca grúa que se dirigía al muelle y con asombro vimos como colocaba el casco sobre el mar abierto más cercano a la orilla, apresando a muchos peces, entre ellos algunos tiburones.
Yo pensaba en el pobre de Goto y en los dolores que debería sentir abandonado en esa cueva y los bichos que le estarían trepando, recordé que en las zonas del trópico hay unas moscas que te plantan las crías en un instante y cuando menos te imaginas te salen gusanos, recordé los míos hace tres años de color blanco saliendo de mis pies y moviéndose en la herida aquella mañana de soledad y llanto lejos, muy lejos de casa, pero con el sentimiento de resistir hasta el final y nunca jamás ser una carga para nadie en la vida.
“Ano sumimasen Oyakata tabun Goto san tetsudao iru, ikireba de ii desuka?”(señor por favor Goto puede necesitar nuestra ayuda ¿puedo ir a verlo?) le dije al viejo, luego de culminar esta primera fase de nuestra labor, el asintió con una mueca que semejaba al perfil de un lobo marino mostrando su indiferencia y ordenó que una cuadrilla de dos me acompañara para traerlo.
Mientras caminábamos por los acantilados y observábamos la bella naturaleza verde, llegamos a sentir la libertad mas profunda al estar sin ningún jefe controlando nuestros movimientos e imaginar que éramos como turistas sin preocupaciones respirando el aire puro, bebiendo refrescos tropicales al lado de una bella compañía, no contando segundos, ni minutos; viviendo una eterna “Manha de Domingo” (mañana de domingo), como cantaban los brasileros Gal Costa y Tim Maia en el casete de música brasilera que coloque en el walkman que llevaba escondido
-“ ¡Carajo soy libre!, nadie me controla compadre”, dijo chacalón mientras se revolcaba sobre la playa y el agua le llegaba un poco mas arriba de las pantorrillas
-“ Vamos rápido! ……al regreso con Goto a salvo, nos liberamos mas!”, corto Inamine con su mirada dura como un sable afilado, sin querer poner punto final a esta fiesta de libertad, pero con el animo de llegar lo mas pronto posible donde el pobre de Goto, para cumplir la orden dada por el jefe, que podría castigarnos y sacarnos de la empresa, si demorábamos demasiado
– ” Ojala pudiésemos quedarnos en la arena sin ningún uniforme, mas que con nuestros desnudos y libres cuerpos, sin nada que nos aprisione, sin tiempos ni jefes que nos observen ¿no?” – dije inconscientemente mientras los pensamientos que hipnotizaban el alma se liberaban como las aguas de la catarata que caía al medio de aquel lago de película, a nuestras espaldas.
“ ¡Camarada despierta carajo…Goto está allí sentado….salió solo de la cueva!” me trajo a la realidad Chacalón, mientras el colocho se mataba de risa.
Efectivamente nuestro amigo, se había desplazado fuera de la cueva y había avanzado hasta acercarse a aquella hermosa laguna de ensueño, parecía rezar el padrenuestro, pidiendo mas por su familia que por el, lo dejamos en tranquilidad y procuramos no molestarlo, observándolo desde lejos.
Entonces al ritmo de un pajarillo silvestre Inamine intervino suavemente
– ” Goto, mi hermano ¿cómo va esa herida?” – le dijo, mientras sacaba un poco de alcohol y mertiolate y le colocaba una gasa y esparadrapo alrededor de la herida.
Procurando hacerse entender con los gestos, supongo por el dolor, escribió en un papel, palabras que denotaban temblor de las manos:
“Estoy bien…..pensé mucho en mi esposa mis hijos y mi madre, sintiendo la libertad de estar sin nadie que controle todos mis movimientos…gracias por venir”.
Cargamos entre los cuatro a Goto y lo llevamos a la orilla del mar, donde extasiados por el relajo profundo en nuestras mentes y corazones, todos nos revolcamos sin control alguno y nos dimos la libertad total, jugando con el mar, sintiendo la caricia de la vegetación alrededor y sobre todo respirando libertad. Por fin después de muchos meses o años en este país, nos tomábamos un breve descanso para respirar la naturaleza verde y sentir el color del cielo despejado, como visitantes inesperados, liberando pesadillas y rígidos cuerpos
_ ¡Doshtano nani o suru! Conerro Tachi!( ¡Que pasa que hacen pendencieros!) , se escucho de pronto detrás de nosotros, la voz marcial del viejo apareciendo sorpresivamente por detrás de unos arbustos
La mayoría enmudecimos y nos sentimos descubiertos en nuestra irresponsabilidad, mientras el sol brillante, aunado a esa emoción, nos hacia sudar terriblemente por todas partes
“Sumimasen san…. ( Disculpe señor)” dijo Inamine titubeando con el rostro desencajado por el terror, esperando un empujón además del despido
“ Nos jodimos …a buscar nuevo trabajo” dijo Chacalon
Pero el viejo que se nos acercaba con un gesto de furia, trayendo una caja con algo que parecían clavos o soldaduras en el hombro, la coloco bruscamente en la playa, mientras pensábamos para nuestros adentros que íbamos a edificar un muelle en esta parte pronto, pero entonces para nuestro asombro cambio de rostro, al ritmo de una carcajada estruendosa que parecía escucharse en toda la isla sus manos diestras en pasar herramientas, fierro de construcción, alambre y equipos comenzaron a lanzar dos latas grandes de cerveza “kirin” a cada uno de nosotros, Chacalon, sorprendido por esta locura fue impactado por una en la pierna y luego agarro la otra a las justas antes que le impactara en el rostro, mientras los demás contagiados, de esa sonrisa, descontrolamos nuestra hilaridad y emociones, compartiendo el lenguaje universal de fraternidad, mientras recibimos en el aire, nuestra ración. Cuando termino entonces el se quito el uniforme y con una expresión de amabilidad total que nunca le habíamos visto antes, nos abrazo emocionado uno por uno y fijando su vista en el horizonte, dijo hablando fuerte
_ Nishihara Sama, suiyaku shite , mimna wa onaji kyo , ¡Watashi mo jiyu desu! (Su excelencia Nishihara, traduzca , todos somos iguales hoy ¡yo también soy libre!)
Trajimos a Goto, quien mágicamente, comenzó a sonreír, mientras chacalon sacaba de su equipo su potente minicomponente y colocaba música salsa y se ponía a bailar con “Chaman” del norte, el colocho que había seguido al viejo se unió a la fiesta inolvidable en la que almorzamos pescado crudo recién salido de aquel vasto océano pacifico y preparado como sushi al estilo japonés
_ “Mimna wa genki to ureshi Oyakata Sama” (Todos están bien y además contentos su excelencia jefe de cuadrilla) le dije al viejo quien soltando su mente y cuerpo, me respondió luego de tomar un sorbo largo de la inspiradora bebida
-“Sabes Nishihara? Toda mi vida he sido esclavo….con Uds. Los Nikkei aprendí a ser un poco mas libre y no me importa que me boten …!yo soy feliz! jajajaja” haciendo sentir mas esta ultima frase lanzando su lata hasta lo mas alto del cielo
El colocho vino y le hizo varias reverencias, agradeciéndole por todo, quien sabe seria nuestra última misión juntos como cuadrilla en esta isla y luego nos separaríamos en Tokio, para ir a otras partes del Japón, por rumbos distintos.
Solo recuerdo que la parranda concluyo cuando el sol se comenzó a esconder en el horizonte y comenzamos a avanzar ebrios cantando en Japonés y Español, llevando, un grupo a Goto en brazos, el herido y el otro al viejo, profundamente adormecido, quien quizás se veía en sueños muy joven aquella vez prefirió huir en una balsa de los americanos, antes que rendirse o cometer “setpuku” ( suicidio)
Creo que en este bello pedacito de espacio quedaran grabados nuestros espíritus por siempre, repitiendo la misma escena de libertad de una cuadrilla humanizada sobreviviente a la muerte, danzando a ritmo de Matsuri (festival del carnaval japonés) en noches de luna llena.